viernes, enero 28

conversaciones en la fundación

días de conversar. una mesa larga y baja, tequila, té, quesadillas, cochinita pibil. el viejo labrador descansa sobre el ladrillo. entre las plantas, conversamos. la luna, que recede, es amarilla. el tlacuache sale de su guarida, camina por la barda rumbo al bosque. charlamos. al amigo japonés, el alemán le suena a ladrido, el inglés a maullido, nuestro español, el mexicano, a trino. narra, gesticulando mucho, cómo tadao ando, el arquitecto, negocia siempre en su lengua materna para poder ser firme, y no ceder, no apocarse. hablamos de identidad, de la vida aquí y allá, del amor de japoneses y mexicanos por su tierra, de otros pueblos, como el alemán, que no la aman, sólo les gusta. platicamos de hábitos y costumbres. de la navidad en japón, que no es día de reflexión o de oración, tampoco de cenas o comidas familiares. es día de no estar solos, de hallar pareja, de reservar habitaciones de hotel y que suceda entre dos. los días previos, la gente está a la caza. hombres y mujeres se buscan y encuentran, establecen relaciones por unos días, todo con tal de no llegar a la navidad en soledad. pasada la fecha, cada cual es libre de retomar sus hábitos. conversamos sobre herramientas, sobre la importancia del filo y del movimiento circular sobre la piedra para lograrlo. de los serruchos nipones, cuya hoja es muy otra. no hecha para jalar la herramienta, sino para empujarla. el impulso es inverso. todo se corta al revés. hablamos de formas. siempre estamos hablando de formas. salen de una caja muchas curiosidades: insectos, cabezas de kabutomushi, el escarabajo rey japonés, el que porta el casco de los samurai; semillas de allá y de acá: la espuela del diablo, la que se prende de las patas de los animales en nuestros desiertos para llegar al agua; un peyotito de cerámica, prehispánico; un diminuto zapatista de trapo (un ninja con rifle, dice el amigo); un cráneo humano que cuarenta años atrás fue el primer obsequio de un hombre a una mujer, en una copa, entre flores. y recuerdo un pueblo catalán, banyoles, donde hace tiempo vi dos pieles humanas extendidas, y en una escenografía falsa de toda falsedad, el cuerpo disecado de un bosquimano. mi cerebro en un frasquito.

jueves, enero 20

hogar

abre el fuego: hay un hombre
despliega la brasa: viva mujer
alienta la llama: forja y fragua

lunes, enero 10

el río

fluyo de la cima incierta
a las plantas

fluyo de canto en canto
rodado

traigo al flujo los fósiles
enquistados

los esqueletos secos
que atrás resonaron

fluyo de las yemas al tambor
y las cadencias mudan

fluyo entre raíces
vivas y muertas

de palmo en palmo
del portal de tu templo

al territorio de estos peces
carroña de mis entrañas

conquisto el mar
en un delta fecundo y dulce

que se sala.

jueves, enero 6

nuestra tierra

a la déesse


vibran los arcos de los ballesteros,
enjambre de flechas,

vibran las espadas ondulando,
golpe tras golpe,

vibran las cuerdas de este instrumento,
de teja en teja,

y en tu mejilla
una gota que no es tuya

resbala y cimenta
un canto de arena.