una receta de otro tiempo
f. 39 v.
árboles y flores para la fatiga del que administra la república y desempeña un cargo público
cortezas de árbol quetzalilin, de las flores de eloxochitl, izquixochitl, del almendro, con su fruto, que es el tlapalcacahuatl; flores de cacaloxochitl, huacalxochitl, tlilxochitl, mecaxochitl, huey nacaztli, y toda clase de flores del tiempo de verano que huelan bien; las hojas de los árboles ailin, oyametl, axocotl, ehecapahtli, tlacoizquixochitl, cuauhiyauhtli, tomazquitl, ahuatl, tepeilin, ayauhcuahuitl y tepapaquilti cuahuitl, hierbas de estío que dan flores, con sus tallos, y se han de recoger por la mañana, antes de que se alce el viento. deben exprimirse en agua de manantial bien limpia, cada una por sí, en vasijas nuevas de barro, o vaso. y eso por un día y una noche. se agrega después huitzcuahuitl, palo de color rojo, para que les dé color.
también sangre de las fieras que siguen: tlatlauhqui ocelotl, cuetlachtli, miztli, ocotochtli, iztac ocelotl, tlacoocelotl. cuando se ha adquirido, se junta al líquido preparado en la forma descrita arriba y se unge todo el cuerpo con esta mixtura.
en segundo lugar, piedras preciosas: quetzaliztli, eztetl, tlacalhuatzin, tetlahuitl, tierra blanca y las piedrecitas que se hallan en los buches de estas aves: huexocanauhtli, huactli y apopohtli. échense en agua [f. 40 r.] y duren allí por una noche, con que despiden un jugo saludable, y con él se ha de lavar con frecuencia el cuerpo.
en tercer lugar se empapará el cuerpo con el cerebro y la hiel de estos animales: tlatlauhqui ocelotl, iztac ocelotl, cuetlachtli, miztli, ocotochtli, coyotl y con el cerebro, hiel y vejiga molidos del iztac epatl.
ciertamente, estos medicamentos dan al cuerpo una robustez como de gladiador; echan muy lejos el cansancio, sacuden el temor y dan bríos al corazón.
además, el gobernante o cualquier otro que quiera reconfortar su cuerpo, coma carne de conejo blanco y de zorruela blanca, ya sea asada, ya sea hervida
[martín de la cruz, “libellus de medicinalibus indorum herbis”, manuscrito azteca de 1552, según traducción latina de juan badiano (y castellana de ángel ma. garibay k.)]